Este mundo es mi baile privado. Una Gran Fiesta que alguien organizó para que yo la pase bien. Este mundo es divertido, aunque tantas caras digan lo contrario. Para mi el mundo es bailar…
Yo hago lo que quiero y por eso lo hago bien. Las cosas de este mundo me importan más mientras me dejen bailar. Yo les digo a todos: “Maravillosos los que no son de este mundo porque supieron inventarse otros”. Inventen. No sean tontos. No crean todo lo que en este mundo les dicen. Digan todo lo que su propio mundo les hace creer. Crean. Creen. Y hagan algo con lo que se les antoje crear.
Yo bailo. Porque el mundo me deja. Y cuando no me deja, bailo igual. Aunque nadie me vea yo me pongo a bailar (alguien una vez supo regalarme el ritmo).
No conozco ningún tonto que baile… ¿será que están muy ocupados? Yo les quiero decir algo a los tontos: bailen. Hay esperanza.
Una vez fui bailando al salón de los tontos. Y me hice la tonta por un rato. Está bueno. Aquella vez me di cuenta que hasta los tontos tienen pasos que aportar a este mundo. Y me encontré con un tonto que quería bailar. No sabía. Pero quería aprender. Y se animó. Y bailamos juntos. Nada hay más hermoso que un tonto bailando. Bailen. Yo sé lo que les digo. Dejarán der ser quienes creían ser, para ser lo que inevitablemente son. Bailen. Y hagan de este mundo lo que les dé la gana.
Este mundo es una pista de baile. Dejemos que nuestro ritmo íntimo y personal resuene adentro, nítido, transparente, irrefrenable, intensamente nuestro.
Ya verán que si todos nos dejamos llevar por la propia melodía podremos por fin hacer de este mundo un baile maravilloso. Con tontos y todo.
El dibujo es de Silvia Vergili (Pipi).
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