miércoles, 23 de abril de 2014

LATIDOS, LECTURAS

—¿Sabía usted —preguntó Matilda repentinamente— que el corazón de un ratón late a un ritmo de seiscientas cincuenta veces por segundo?
—No lo sabía —dijo la señorita Honey sonriendo—. ¿Dónde lo has leído?
—En un libro de la biblioteca —respondió Matilda—. Eso quiere decir que late tan rápido que no se pueden diferenciar los latidos. Debe sonar como un zumbido.
—Así debe ser —dijo la señorita Honey.
—¿A qué ritmo cree usted que late el corazón de un erizo?
—Dímelo —pidió la señorita Honey, volviendo a sonreír.
—No tan rápido como el de un ratón —dijo Matilda—. Trescientas veces por minuto. Pero, aún así, nadie hubiera pensado que latiera tan rápidamente tratándose de un animal que se mueve tan despacio, ¿no señorita Honey?
—Yo, desde luego, no —respondió la señorita Honey—. Dime alguno más.
—El caballo —dijo Matilda—. Ese va realmente despacio. Solo cuarenta veces por minuto.
"Esta niña", pensó la señorita Honey, "parece interesarse por todo. Es imposible aburrirse a su lado. Me encanta".

Matilda, Roald Dahl



No hay comentarios: