jueves, 26 de julio de 2012

Hiperemotividades

La muerte es. La muerte está. La muerte estalla. Y cuando nos estalla ahí nomás, en las narices, ¡vaya si nos pasa de cerca! Hay gente que está muy muerta. Hay gente que está cada vez más muerta. Hay seres que se van. Y hay otros que nos quedamos, los despedimos, los pensamos, nos preguntamos.

Se me mezcla todo cuando quiero repasar la sesión de hoy. Quería hablar de mi hermana M. más que de nadie. Cualquier cosa me hacía acordar a ella. Es que hoy hablar de mi hermana era hablar de mí misma. Una hermana es un yo con el que nos peleamos desde chiquitos, que es desde siempre: por los juguetes, por la ropa, por la atención de los padres, por las cosas del mundo. Una hermana es un otro tan diferente y tan parecido que una no sabe dónde termina una y dónde empieza la hermana. Una hermana es un yo pero con otros zapatos.
Una hermana es un espejo muy verdadero y muy cercano. ¿Una hermana es también un límite? ¿Y una hermana muerta? Una hermana muerta es una parte de uno que nunca más vivirá. Un hermano muerto es un espejo que ya no funciona. Un espejo opaco, o un piedra más bien, donde uno ya no puede mirarse. No se ve nada. Ni sombras, ni reflejos. No anda el espejo, no hay nadie.
Cuando un hermano se muere una parte tuya lo busca siempre. Como si te arrancaran un brazo, bah, no sé, nunca me arrancaron un brazo pero creo que si lo hicieran no me daría por vencida y buscaría alguna solución; me pondría uno de plástico, por ejemplo. Pero no se puede reemplazar a un ser humano, menos a un ser hermano. Mucho menos a dos.

Cuando era chiquita se murió mi hermana chiquita. Cuando fui más grande, se murió mi hermano más grande. Tengo, por suerte, una buena reserva de hermanos, más brazos que me abrazan y a quienes abrazo, quiero y siento con toda el alma. Con quienes vibro en sus emociones más profundas, a quienes amo y con quienes me peleo con la misma intensidad. Bueno, cada vez me peleo menos (porque cada vez me peleo menos conmigo misma o con menos partes de mí). A veces siento que mis hermanos son el todo, pero ¡cómo cuesta armar el rompecabezas cuando faltan piezas esenciales! Da bronca no poder ver el paisaje completo. No están todas las piezas en el mismo momento. Así no hay rompecabezas que funcione.

Porque una cosa es un lío, y otra cosa es un lío incompleto.

2 comentarios:

nat dijo...

Abrazo completo.

Marti dijo...

Gracias, Nat. ¡Qué lindo recibir tu abrazo por acá!